La historia de Canva: del anuario escolar al gigante global del diseño gráfico
- Javier Mateache Calderón
- hace 7 días
- 3 Min. de lectura

¿Te imaginas pasar de diseñar anuarios escolares en la sala de tu casa a liderar una plataforma de diseño usada por millones en todo el mundo?
Esa es la historia de Canva. Lo que comenzó como un modesto proyecto estudiantil en Australia se ha convertido en una de las herramientas de diseño gráfico más utilizadas del planeta, con más de 180 millones de usuarios en 190 países. A continuación, exploramos cómo Melanie Perkins transformó una idea simple en un unicornio de $40 mil millones de dólares, iterando, pivotando y manteniendo siempre un enfoque obsesivo en los usuarios, la accesibilidad y la simplicidad.
Una fundadora con una visión audaz
Melanie Perkins era estudiante en Perth, Australia, cuando detectó una oportunidad clara: las herramientas de diseño eran demasiado complejas. Su visión de “hacer el diseño accesible para todos” la llevó a abandonar la universidad con solo 19 años. Su objetivo: eliminar barreras técnicas y poner el diseño al alcance del 99% de las personas sin formación profesional.
Fusion Books: el primer experimento
El primer paso de Melanie y Cliff Obrecht fue Fusion Books, una herramienta online para diseñar anuarios escolares. Fue su campo de pruebas para entender cómo hacer más fácil y divertida una tarea técnica, usando interfaces intuitivas y experiencias completas (de diseño, impresión y entrega). Esta etapa les permitió validar su idea de producto en un nicho muy específico.
El salto global: de Perth a Silicon Valley
La oportunidad llegó cuando conocieron al inversor Bill Tai. Pese a un mal primer pitch, Melanie y Cliff insistieron, incluso aprendiendo kitesurf para integrarse en su red de contactos. Así conocieron al ex-Googler Lars Rasmussen y, gracias a él, reclutaron a Cameron Adams como cofundador técnico. En 2013, Canva lanzó su primera versión con 50.000 personas en lista de espera.
Feedback como brújula de crecimiento
Desde el principio, el equipo de Canva adoptó una cultura de iteración constante. Cada cambio se basaba en las necesidades reales de los usuarios. Si alguien no lograba diseñar algo en su primer intento, se activaban emails, tutoriales y mejoras para reducir la fricción. Este enfoque permitió lanzar funcionalidades clave como:
Canva for Work
Canva Print
Apps móviles para iOS y Android
Localización a más de 100 idiomas
Herramientas colaborativas en tiempo real
El poder de la simplicidad
El mayor valor de Canva fue su obsesión por la accesibilidad. Permitió crear contenido visual sin necesidad de dominar Photoshop, Illustrator o InDesign. Su enfoque freemium, con plantillas, contenido educativo y herramientas poderosas, facilitó la viralidad orgánica. Años después, Melanie afirmaría: “Queríamos que el otro 99% también pudiera diseñar”.
Cómo consiguieron inversión (pese a 100 rechazos)
Canva es también una lección de resiliencia. Melanie fue rechazada por más de 100 inversores. Aun así, aprendía de cada pitch y mejoraba su presentación. Finalmente, Blackbird Ventures y Founders Fund (de Peter Thiel) apostaron por la idea. En 2018, Canva ya era unicornio. Hoy está valorada en más de $25 mil millones y sigue creciendo.
De herramienta a ecosistema
En 2022, Canva lanzó Visual Worksuite para competir con Google Docs y Microsoft Office. Y en 2023, presentó Magic Studio con funciones de inteligencia artificial como edición de imagen por texto, generación de contenido y asistentes de escritura. Su plataforma evolucionó sin perder su foco: democratizar la creatividad visual.
Canva y el mercado empresarial
Aunque empezó como solución para estudiantes y emprendedores, hoy Canva está presente en el 95% de las empresas Fortune 500. Con planes como Canva Pro y Canva for Teams, ofrece control de marca, gestión colaborativa y productividad a escala.
Lecciones para quienes quieren emprender
La historia de Canva es un caso brillante de producto iterado con feedback, escalado con una visión clara y construido con persistencia. Nos recuerda que:
No necesitas estar en Silicon Valley para crear algo grande.
Escuchar a tus usuarios no es opcional, es esencial.
Cada “no” puede esconder una pista para mejorar.
La simplicidad es una ventaja competitiva.
¿Y tú, qué quieres construir?
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